miércoles, 28 de noviembre de 2012

Exterminio de duendes


Otra entrega de taller de poesía, a la china le bajó la loca y escribió esta cosa extraña





Salía blanco humo de la alcantarilla de su cabeza

me hizo creer que pensaba

¡MENTIRA!

Su cabeza sólo era una fábrica de duendes

¿Fábrica de duendes?

Así le llamo yo al vacío que habita en sus sesos

Me pregunto cómo puede hacerse pasar por algo normal

¿¡CÓMO!?

Salen seres extraños de sus orejas

que avanzan de cabeza en cabeza usando los cabellos como lianas

Cómo lo detesto

a esa cosa y a su fábrica craneal.

-debería marcharse-

o quizás yo debería guardar silencio

o exterminar duendes

o poner fin a esto.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Volver a la niñez

volver a la niñez
volver a reír con ganas
volver a tener inocente curiosidad
volver a maravillarse una y otra vez
volver a conocer
volver a hablar incoherencias
volver a creer
volver a armar teorías extrañas sobre la inmortalidad del cangrejo
volver a sonreír sin razón alguna
volver a bailar porque sí

mirar todo con asombro
pronunciar cada palabra como si fuera la primera vez
escuchar atentamente cada sonido que nos rodea
querer ser mejor
hablar con un amigo imaginario
crear mundos fantásticos en tu cabeza
cantar cada vez más fuerte
añorar conocer nuevos horizontes
inventar nuevas palabras
aprender de los errores
no olvidar que crecimos,
pero intentar vivir con la sencillez de la infancia

es necesario volver a sentirse niño de vez en cuando, es necesario abandonar complejos, problemas, tribulaciones, peleas, penas aun que sea durante un par de minutos, es necesario recordar que en la simpleza de la vida se encuentra la mayor felicidad, es necesario estar contentos, buscar estar contentos.
Vive la vida "adulta" incorporando el niño que fuiste tiempo atrás

domingo, 11 de noviembre de 2012

intento de poesía 3 - A partir de Rimbaud


Como la negra noche plagada de estrellas
busco la claridad en tus ojos oscuros

felicidad y tormento, blanca amistad
que me acompaña, me ampara, me inspira

roja, cuando me duele y no me deja solo

bosque abajo, serenidad busco
en verdes árboles, praderas, arbustos;

tranquilidad que al fin encuentro
en el azul del océano que vive
y que da vida

a esta amistad
que comparto solo contigo.

martes, 6 de noviembre de 2012

Escalera tipo caracol

Es ese cambio de aire, la rotación de personas, el reencuentro con gente presente en la infancia lo que por estos días me tiene feliz. Es la disposición, las ganas de reír, de conocerse un poco más, la infinita tolerancia, son las semejanzas y, sobre todo, las diferencias lo que pueden cambiar un tiempo común, en un tiempo diferente.

La plenitud y la felicidad se ganan compartiendo. Compartiendo gustos y disgustos, música, carcajadas y anécdotas. La felicidad se comparte, se contagia, se vive en comunión con los amigos y seres queridos. Pero de repente cometemos até (si, ocupo mis conocimientos de literatura occidental jaja), un enceguecimiento moral que no permite que alcancemos aquello que nos saca una sonrisa. Son los problemas, la rutina, el no compartir con gente nueva, la visión gris de la vida lo que frena el proceso de llegar al tope de la plenitud.

Por eso se agradece el compartir con gente nueva, se agradece la atención con la que te escuchan, lo que te enseñan, las ganas de ser felices juntos. En la simpleza de las cosas se encuentra el gozo, en lo cotidiano está lo que te puede llevar más alto, simplemente hay que tener altura de mira para reconocer qué o quién te puede colaborar en la misión de la vida, LA FELICIDAD.

Dar y recibir, recibir y dar. No hay cosa más importante que la tolerancia, la disposición a tolerar aquello que hace de la otra persona diferente, la disposición a recoger con palita a aquel que se cae. Yo, por lo menos, quiero recibir lo que me quieran entregar, y estoy dispuesta a entregar todo lo que me pidan.


Estoy clara de que me he rodeado de gente que tiene muchísimo que entregar, y gracias a ellos, gracias a que ellos también quieren recibir lo que puedo yo dar he logrado ir subiendo peldaño a peldaño la escalera. A quienes comparten, aceptan, no discriminan, aprehenden lo rescatable de los demás, hacen suyo lo ajeno y pretenden que otros se llenen de sus conocimientos. A quienes hacen la rutina más llevadera, no desfallecen y acompañan, enseñan y aprenden. A quienes tienen algo que entregar y a quienes quieren recibir algo de los demás.