martes, 6 de noviembre de 2012

Escalera tipo caracol

Es ese cambio de aire, la rotación de personas, el reencuentro con gente presente en la infancia lo que por estos días me tiene feliz. Es la disposición, las ganas de reír, de conocerse un poco más, la infinita tolerancia, son las semejanzas y, sobre todo, las diferencias lo que pueden cambiar un tiempo común, en un tiempo diferente.

La plenitud y la felicidad se ganan compartiendo. Compartiendo gustos y disgustos, música, carcajadas y anécdotas. La felicidad se comparte, se contagia, se vive en comunión con los amigos y seres queridos. Pero de repente cometemos até (si, ocupo mis conocimientos de literatura occidental jaja), un enceguecimiento moral que no permite que alcancemos aquello que nos saca una sonrisa. Son los problemas, la rutina, el no compartir con gente nueva, la visión gris de la vida lo que frena el proceso de llegar al tope de la plenitud.

Por eso se agradece el compartir con gente nueva, se agradece la atención con la que te escuchan, lo que te enseñan, las ganas de ser felices juntos. En la simpleza de las cosas se encuentra el gozo, en lo cotidiano está lo que te puede llevar más alto, simplemente hay que tener altura de mira para reconocer qué o quién te puede colaborar en la misión de la vida, LA FELICIDAD.

Dar y recibir, recibir y dar. No hay cosa más importante que la tolerancia, la disposición a tolerar aquello que hace de la otra persona diferente, la disposición a recoger con palita a aquel que se cae. Yo, por lo menos, quiero recibir lo que me quieran entregar, y estoy dispuesta a entregar todo lo que me pidan.


Estoy clara de que me he rodeado de gente que tiene muchísimo que entregar, y gracias a ellos, gracias a que ellos también quieren recibir lo que puedo yo dar he logrado ir subiendo peldaño a peldaño la escalera. A quienes comparten, aceptan, no discriminan, aprehenden lo rescatable de los demás, hacen suyo lo ajeno y pretenden que otros se llenen de sus conocimientos. A quienes hacen la rutina más llevadera, no desfallecen y acompañan, enseñan y aprenden. A quienes tienen algo que entregar y a quienes quieren recibir algo de los demás.

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