y yo, soy la regla, jamás la excepción
estuvimos tantas tardes
tirados medio muertos arriba del sofá
tomando agua
a veces agua con azúcar y limón
viendo el tiempo pasar delante de nuestros ojos
reímos quinientas veces de las mismas cosas
y a veces, teníamos hambre y nos comíamos una olla
como pegados viendo la tele
regalando nuestro tiempo a las banalidades inherentes al hombre
repartiendo sonrisas, regalando discusiones
viviendo el día a día como si fuera un día más
estuvimos ahí parados
afuera de una atmósfera tratando de sacar conclusiones adelantadas
tratando de analizar, de entender
entregamos energías y a veces no canalizamos las que recibimos a cambio
escuchamos una sencilla melodía de grillo
miramos las luces encandecentes de la capital
que no permiten que la noche sea oscura y que la luna resplandezca
subimos a lo más alto de un cerro
metimos los pies al mar y a la caca de perro
tomamos lo intomable
fumamos té de boldo
nos inyectamos ilusiones de días de más risa
y a veces ganamos
porque logramos que nos escucharan
porque quedamos con esa sensación de poder de ganar una discusión idiota
porque por un día completo la frene la tuvimos en alto
y perdimos
- nadie no pierde nada -
algunos perdieron la inocencia, algunos perdieron oportunidad
otros solo perdieron la cabeza
esperando nada, dándolo todo - o casi -
lamentándonos siempre de las mismas cosas
y llorando siempre sobre el piso lleno de leche
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