miércoles, 12 de septiembre de 2012

Ser o no ser, quieres que sea o que no sea?

Recuerdo aquellos días en los que aparentemente nada importaba más que lo que pensaran los demás fueran o no fueran amigos o seres queridos.
Recuerdo aquella época en la que reprimía lo que sentía, escondía lo que me gustaba e intentaba ser alguien que no soy para poder encajar con la gente de mi edad.
Recuerdo cuán difícil era, cuánto me costaba, cuánto quería gritarle al mundo que se jodiera un rato y que no podía ser que todos tenían que estar bajo los mismos estándares, bajo las mismas reglas, pensando lo mismo, actuando igual.

Creo que de los minutos más felices que puede tener una persona es aquel en el que uno se acepta a si mismo. Porque claro, es fácil echarle la culpa al resto por llevarte a hacer cosas que quizás no te gustan, pero si uno se quisiera lo suficiente, si uno aceptara al 100% lo que es en esencia, nada te frenaría. Nada podría detenerte, nada podría manejar tu psiquis. Retomando, te aceptas tu a ti mismo y la vida se hace más sencilla, más fácil y llevadera y la gente que te rodea empieza a tener una concepción distinta de lo que eres.

La autenticidad es el regalo más grande que nos podemos hacer a nosotros mismos y a los que nos rodean. El ser fiel a nuestra esencia, a nuestros gustos, a nuestros disgustos es lo que nos lleva a consolidarnos como personas íntegras. No importan los demás. No importa lo que piensen, lo que comenten, lo que hagan, lo que te digan. No importa si no comparten tus gustos, aquellos que son realmente tus amigos van a saber aceptar y querer todo lo que tu quieras, van a saber entender que las diferencias del grado que sean hacen más enriquecedora la relación y la amistad.

Hay que vivir el día a día sin ser mentirosos, sin mentirle al mundo, sin mentirnos a nosotros mismos. Siendo lo que somos es como llegaremos más lejos en la vida. Más lejos, sobre todo, porque así nada malo nos puede tocar. Se tu mismo, quiere lo que eres, ríete de tus errores y siéntete pleno con tus habilidades. Sólo así se puede empezar a querer al de al lado. Sólo así se puede empezar a disfrutar realmente de la vida. Así se dejan los rollos, las peleas idiotas, las malas vibras aparte.

Vengo de un lugar dónde todos están hechos con el mismo molde (o eso parece hasta que algunos demuestran lo contrario). Dónde todos piensan igual, se visten igual, hablan igual, escuchan lo mismo, quieren y odian las mismas cosas. De a poco he visto cómo la gente que me rodeaba se ha empezado a querer a si misma y ha empezado a ser auténtica. De a poco todo se hace más llevadero porque nadie piensa nada de la otra persona, sólo se les respeta y se les estima por lo que quieren y lo que son. Creo que nadie debería ser lo que no es, no hay derecho a que te repriman y menos a la auto-represión.

Estamos hechos para algo, tenemos una misión en este mundo. Una misión que jamás se va a poder cumplir si no se quiere esencialmente lo que uno es.  

Quiérete a ti mismo, quiere a los demás. Haz la diferencia, cambia y acepta el cambio de los demás.

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