martes, 4 de septiembre de 2012

Operación a corazón abierto

Olvidar es casi tan difícil como superar una operación a corazón abierto y lo que ésta conlleva.

Vas al doctor, te dicen que algo anda mal, agendas una fecha, te preparas nerviosamente para el día, llegas al hospital, te ingresas, te llevan a pre-operatorio y te marcan, te llevan al quirófano, te duermen y despiertas. Despiertas con la garganta seca por la intubación, desorientado por la anestesia. Te duermes de nuevo, bendita inconsciencia indolora. Despiertas en una pieza, sigues sin ubicarte bien y en ese lapso en que la anestesia comienza a abandonarte y la enfermera llega con más morfina, duele. DUELE. Te arde, te sientes ajeno a ti, te dan ganas de gritar, de abrirte el pecho y tomar el corazón con las manos para ver si se calma el dolor. Y toma meses, quizás años, volver a sentirte tal como lo hacías antes de la intervención.

Algo así es olvidar, claramente no tiene preparación alguna. Muchas veces es algo repentino que se debe hacer aún que no se quiera. Desorientación, dolor, angustia. Pero debe hacerse.

La vida pasa, las cosas cambian, las personas cambian, los intereses se modifican. Aquello que pensaste que era para toda la vida .. mal, te equivocaste una vez más.

Si hay algo que nunca se va a aprender en la vida es a olvidar. Cada olvido va a ser distinto al otro, como las operaciones. Puedes estar enfermo y necesitar muchas, pero nunca te vas a acostumbrar, nunca va a ser un proceso relajante y agradable. Siempre hay dolor. 

Y así es como tiene que ser. La vida es el regalo más grande que tenemos, es lo más valioso, pero tiene momentos oscuros y dolorosos. Nada es perfecto. Nadie es perfecto. Muchas veces vamos a ser olvidados y muchas veces nos va a tocar olvidar.

That's just the way it goes ...

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