jueves, 23 de agosto de 2012

Sensibilidad musical extrema

One good thing about music when it hits you feel no 

pain, so hit me with music.


Hace tiempo quería escribir (intentar expresar) lo que significa la música para mí, porque mucha gente cuando me ve llorando con una canción no entiende y se impresiona muchísimo. Anoche vi el documental 'Marley' que tanto había estado esperando (tanto, que se me olvidó su existencia). Las imágenes eran maravillosas, la música daban ganas de cantar, la forma en la que la gente hablaba de un grande como Bob Marley daban ganas de ser alguien mejor.
Pero no quiero hacer una crítica y un análisis del documental (véalo, vale la pena escuchar y ver y ahí juzgará usted mismo), pero sí me voy a colgar de la esencia del señor Marley para intentar expresar lo que la música significa en mi vida.

Crecí en una familia musical, todos aficionados, teníamos tocadiscos y cientos de vinilos, si hay algo en lo que hemos estado actualizados tecnológicamente es en los reproductores. Tocadiscos, radios, equipos de música, personal, discman, mp3, ipods. Siempre un esencial, siempre con audífonos a todas partes, con la música a fondo, todos cantando.
Me atrevería a decir que mi cultura musical es bastante amplia, me fascina la "música de viejo", antes de poder hablar tarareaba No More I Love Yous de Annie Lennox. Sigo escuchando frecuentemente Fleetwood Mac, Tracy Chapman, Eric Clapton, Peter Gabriel, y muchísimos otros artistas que todos deberían conocer aunque sea un tema.
La música siempre fue parte de mi y de mi familia y se lo agradezco infinitamente a mis papás por traspasarme ese gusto.
A medida que se va creciendo, se va creando cierta independencia musical, se escuchan basuras como reggaeton en la época puber (no, no me salvé de eso y mi iTunes sigue lleno de esas weas) y conocí mi adorado rap a los 11. Cada vez se ampliaba más la gama musical que me acompañaba día a día, porque son vitales 5 horas musicales diarias por lo bajo. Y acompañado del crecimiento físico, llega lentamente la madurez y ya no se escucha música porque 'oh, suena bonito' .. Se escucha música, se siente la música, se canta, se analiza, se piensa, se reflexiona, se llora y se ríe. Sobre todo cuando se escucha música que hace mucha crítica social o habla de sentimientos, música que expresa el diario vivir de el(los) autor(es).
Para mí sigue siendo increíble y un misterio cómo una canción puede llegar a erizarte los pelos o incluso hacerte llorar. Yo lloro mucho con la música, sobre todo con la ópera o las orquestas. Y es maravilloso, es llorar de alegría, llorar de la conexión infinita, llorar de la emoción que puede producir una combinación de sonidos de diferentes instrumentos, voces y armonías.
Soy una convencida de que hay una canción precisa para cada minuto y momento de nuestras vidas. Sólo una. Esa canción que en ese minuto te remece el cuerpo completo, te hace vibrar, te vuelve loco, eufórico. Por ejemplo, una vez escuchando Lana del Rey me dieron ganas de correr a un muelle. Sólo eso. Y corrí en pijama por la casa, bajé al muelle con la música a fondo y estiré los brazos (shulería de película, pero así fue). Sólo sentía el viento y la música, me cayó una lágrima y terminó la canción. End of story, sólo lo sentí y lo hice y ahí terminó todo.
La música es .. simplemente maravillosa. Mueve masas, crea ambientes de buenas vibras y amor, armonía y paz, identifica, une gente que en otro caso no se uniría jamás, es crítica, es sentimental, es feliz, es amor, es pena, es ira, es desesperación y es calma y tranquilidad.
Y vuelvo a lo que iba cuando hablé del documental. Bob Marley me emocionó mucho. Hace años escucho su música y es uno de mis ídolos (mi fanatismo llega a tenerlo desde fondo de pantalla en el teléfono hasta leerme un libro biográfico en inglés sobre su vida), pero no sabía mucho más allá sobre él y su cultura. Era un hombre increíble, autodidacta, vivía en la miseria, era fuertemente discriminado por ser mestizo y encontró en la música su refugio. Era perseverante, auto exigente y fue sólo así como logró el éxito que obtuvo, éxito que nunca le nubló la mente. Él estaba y tocaba donde tenía que hacerlo. Si un país necesitaba de su música y no tenía medios, Bob Marley lo costeaba de su bolsillo y ahí estaba, lo atacaron con lacrimógenas y no se movió del escenario, lo balearon y sólo dijo que estaría bien, tuvo ataques epilépticos por el cáncer que hizo metástasis y cuando despertó gritó Jah! Rastafari! como alabanza a Dios y se paró y siguió con su vida, no se echaba a morir, miraba al frente y seguía apoyado sólo en la música que tanto amaba y en sus seres queridos. Poseía una fortaleza enorme, un amor por la música y por la gente sin límites.
Yo creo que él de verdad es modelo a seguir de miles de músicos. Bob Marley sentía la música, era el sentido de su vida, era su razón de vida, era su forma de ayudar a la gente y dejó un legado musical tremendo, unas enseñanzas que hasta por facebook circulan.

Bob Marley me enseñó que no hay fortuna. Cultura Profética.

Bob Marley en cierto sentido me recordó a mi. Me recordó la sensibilidad que produce una buena canción, una base, una letra. Verlo tocar en vivo, sus transes, el sentimiento con el que cantaba. Me hizo sentirme afortunada de poder sentir así, me hizo sentirme orgullosa de llorar con una canción, me hizo amar a la música aún más. Música que de a poco me ha llevado a escribir este blog y otras cosas. Música que me alegra el día, que me desahoga. 
La humanidad, el hombre está siendo cada vez más parecido a un animal. Yo creo que un gran medio que nos puede salvar de convertirnos de nuevo en monos salvajes es la música, es aflorar sentimientos, es alimentarnos de canciones.
Si pudiera desear algo para cada hombre del mundo, sería que pudieran sentir igual que yo, igual que tantos músicos como Bob Marley, la magia de la música. Que pudieran sentir, vibrar y padecer una canción. Que pudieran reír a carcajadas, llorar como un niño. Que pudieran recordar y olvidar.



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